Cada semana, te hablamos de un álbum que creemos que necesitas escuchar. El álbum de esta semana es Olympia de Gorgon City.
De vez en cuando, un álbum se sincroniza con el latido de tu corazón, y se convierte en una de las bandas sonoras que enlaza tu presente con tu pasado. Kye Gibbon y Matt Robson-Scott de Gorgon City han defendido durante mucho tiempo el sonido atemporal del house, y con el lanzamiento de su tercer álbum Olympia, el dúo descubre una conexión profunda con los elementos básicos del house con su sonido contemporáneo. El par recorre el álbum, avanzando con una estabilidad delicada entre garantizar que los viejos oyentes puedan escuchar su sonido clásico mientras exploran su propia evolución como productores.
Gorgon City siempre ha recurrido a artistas con voces llenas de alma para traer un componente del house clásico del Reino Unido a su música. “You’ve Done Enough” con DRAMA, “Never Let Me Down” con Hayley May y “Freedom” con Josh Barry son ejemplos de esto, con cada canción afinando en las potentes voces de los artistas. “Freedom” especialmente indaga en un sonido lento, alejándose del tempo habitual de la pareja y sumergiéndose en un ritmo no house.
Canciones como “Dreams” con Jem Cole y “House Arrest” con Sofi Tukker aportan actitud al álbum con líneas de bajo más gruesas y profundas destacadas. Sonoramente despojado a un tono más desnudo, Gorgon City resalta su capacidad para equilibrar voces y producción musical. Por el contrario, el dúo también aporta una capa pesada de instrumentación a lo largo del álbum. El álbum es uno de esos en los que la música te envuelve, llenando los espacios vacíos de la habitación con un eco de ritmos hipnotizantes.
Las melodías variadas de Olympia caen rítmicamente, capturando la misma atmósfera de esos viajes en coche a las 2 a.m., cuando las calles están vacías y las únicas luces visibles son los resplandores cálidos de las farolas rebotando en el capó del coche. Aunque el álbum es capaz de imitar esto, se disfruta mejor con alguien más para bailar al compás de sus pistas hipnotizantes porque, al final, es un álbum que puede narrar los momentos álgidos de la vida.
La pareja superó el desafío de producir Olympia en países completamente diferentes, pero el álbum no muestra signos de sufrir ya que cada canción fluye suavemente como un remolino de corrientes burbujeantes que lavan la orilla en rápida sucesión. El álbum de 18 pistas exhala un aliento de música sofisticada inspirada en el club, entregando una colección de bajos y sintetizadores animados con acordes de piano ocasionales para subrayar los orígenes orgánicos del género.
La historia de Jillian comenzó con sesiones de jam sobre canciones de Eurodance de principios de los 2000, lo que la llevó a proclamarse como una aficionada al EDM. Jillian ha seguido a sus artistas favoritos en más de 15 festivales de música y a innumerables conciertos.
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